SENO lunar ~~~ reflexiones a la espera del colectivo

Muevo y muevo la pierna junto a la parada del 60. Nada que llega...
Miro al cielo y noto que la luna está borrosa de tantas nubes que van danzando a su alrededor. Aunque le falta nitidez, se ve plateada, brillante; ella es el centro de esa composición. 
 
Las nubes son delgaditas, y a la distancia a la que estoy, fácilmente podrían ser grietas en el cielo. Grietas como las de aquel seno que alguna vez me amamantó, aquel seno que hacia el final de sus días supuraba resquebrajado de dolor, de cosas por decir, de una vida por compartir.

Hubiese querido que esas nubes finitas se dispersaran. Que aquella bola y ese radio terapéutico que te hacían agrietar desaparecieran y que su partida te hubiera regresado un cielo azul-soleado, azul-sanito.

No fue así. 
Y aunque conscientemente no recuerdo lo vivido, de vez en cuando invades mis emociones, incluso en noches tan triviales como esta, en la que esperando el colectivo en una ciudad y un país distintos adonde me tuviste, una luna se transforma en un pezón y unas nubes, en tus grietas.

Hoy esas grietas supuran de nuevo, muchos años después, pero de llanto, y no en tu seno, sino en este seno lunar que acaba de colarse hasta mi corazón.

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