Oscar D’ León: El hombre que nunca se detiene


A pesar de haber sufrido dos infartos, uno en 2003 y otro en 2009, el ritmo de trabajo del Sonero del Mundo mantiene su intensidad. Sin embargo, durante su gira por América Latina y Europa procurará brincar menos en tarima y alimentarse mejor, y seguirá manteniendo actualizados a sus fans a través de la red social Twitter

Joanny Oviedo

En su casa, Oscar D’ León ni se siente. Su voz, melodiosa y famosa por sus altos decibeles, se deja apaciguar por el descanso y la cotidianidad. Se levanta de la cama, va al baño y de ahí a la cocina, donde de vez en cuando se rebela de la dieta, agarra un pedazo de torta de vainilla de las que prepara su hija Irosca¬, La Mazucamba, y vuelve a su habitación a escuchar un poco de música.

Adonde quiera que el Sonero del Mundo va, se hace sentir —al día siguiente de sufrir su segundo infarto, el 22 de diciembre de 2009, se paseó bonachón por las habitaciones del Urológico San Román y les decía a los pacientes: “¡Ahora vengo a verlos yo!”—, pero en su hogar “es muy light y dormilón, mientras que en las giras está eléctrico”, confiesa Irosca, la segunda de las tres mujeres que llevan el apellido León.

Eso sí, a lo que Oscar Emilio León Simoza nunca le baja el volumen es a su pasión por la vida, ya sea para amar, hablar o incluso llorar. “¿Oscar? ¡Oscar es intensísimo!”, se le escapa entre risas al cantante venezolano Wladimir Lozano, cuando asegura que la canción “Desengaño cruel” le recuerda al que fuera su compañero en la exitosa dupla bolerista-salsera que formaron hace 35 años en La Dimensión Latina.

La nota de ser aliados

A los 28 años, D’ León, topógrafo que devino mecánico, taxista y conductor de un autobús escolar, no avizoraba un futuro como intérprete. “Desde niño me inclinaba por la música, mas no por el canto porque siempre fui reacio a eso. A mí lo que me gustaba era la percusión”, recuerda con su voz entre ronca y dulce. Hasta que el azar enrumbó al Negrón de la parroquia Antímano de Caracas a convertirse en el Diablo de la Salsa.

“Yo era bajista en un cuarteto y ese era nuestro sustento diario. Un día, el cantante tuvo desavenencias con el dueño (de la cervecería capitalina La Distinción) y, como nos iban a retirar, con un poco de audacia decidí ofrecerme como cantante. Y hasta el sol de hoy”.

En 1972 formó parte de La Dimensión Latina. Luego vendrían las agrupaciones La Salsa Mayor y Oscar D’ León y su Orquesta y el encuentro con el portugués Oswaldo Ponte, su manager, que lo llevó a la cima.

Hoy, luego de trabajar 26 años juntos, Ponte aclara —con un acento tropicalizado que jamás haría sospechar de su origen luso, específicamente de Madeira— que han logrado sortear las diferencias culturales al apostar por aquello que tienen en común: ser trabajadores, exigentes y muy respetuosos el uno del otro. “No me meto en su tarima ni él en mi trabajo. Creo que una persona puede estar con otra por muchos años siempre y cuando sean leales, y nosotros lo hemos sido”.

¿Cuál es el secreto de Oscar para mantenerse tan vigente? “Tener un manager como él”, asegura sonriente el sonero, al tiempo que señala a su compañero y amigo Oswaldo Ponte.

Los países que ha recorrido el Diablo de la Salsa suman 144, incluidos Japón y varios de Europa, a lo largo de 37 años de carrera artística. Sus fronteras musicales se han extendido para compartir tarima con la guarachera Celia Cruz, La India de Nueva York y el reguetonero Tego Calderón, bajo la concepción de que “es mejor adaptarse a las corrientes musicales que esperar que los millones de personas se adapten a uno”. Su fama internacional se materializó en la Avenida Oscar D’ León, nombrada así en su honor y situada en el poblado francés Vic-Fezensac.

El frenesí

Entre tantos viajes, sus 12 hijos —entre ellos Richard, Larry, Yorman, Omslig, Osclarit y los morochos Racso y Adiaroz— debieron asimilar desde pequeños que la ajetreada vida de su padre implicaría verlo con poca frecuencia. Además, al tener diferentes madres procuraban de vez en cuando reunirse en los momentos en que sus agendas podían coincidir.

“La principal debilidad de Oscar son las mujeres”, asegura su manager con voz calmada y cierta chispa. Irosca coincide: “Ahora dice que está más tranquilito, aunque yo digo que perro viejo no aprende nuevos trucos”, estalla en risas.

“Antes pasaba mucha rabia, las mujeres lo perseguían demasiado y yo era muy celosa, entonces lo agarraba por la mano como si fuera su novia y ponía mala cara. Él ya no les para mucho, pero igual, ¡uy!, me molesta”, relata la bailarina.

No es común ver al sonero de mal humor. Incluso, su amigo y compadre Lozano sostiene que la razón por la cual él y Oscar aún lucen tan frescos es por su gran sentido del humor, a lo que Irosca le añade la humildad. Sin embargo, el León de la Salsa también tiene sus momentos.

La Mazucamba cuenta que “sobre todo en su trabajo le molesta muchísimo la impuntualidad, que las cosas no estén bien organizadas y que los músicos, que tienen tantos años con él, a veces no agarren la seña del tema que viene o no empiecen en el tiempo adecuado”. Agrega: “Si al momento de salir cualquiera de los integrantes de la banda, sea músico o hijo, no está a la hora pautada, se queda. Siempre dice que las reglas tienen que ser iguales para todos. Lo bueno es que a los cinco minutos vuelve a echar broma”.

Tranquilamente… tranquilo

Para un hombre tan activo como Oscar D’ León que cantaba mientras hacía coreografías con su bajo y que disfruta brincar de un lado al otro del escenario, desacelerar su ritmo de trabajo es casi una tortura.

Tanto el infarto de 2003, ocurrido en pleno concierto en Martinica, como el de 2009, mientras trotaba en Caracas, le han servido de llamados de alerta ante el vertiginoso estilo de vida que lleva.

Sin embargo, para él no ha sido fácil tener con su salud el mismo cuidado y la misma disciplina que aplica en el canto. Comenta que después del segundo incidente ha tomado mayor conciencia. “El régimen de pastillas, el régimen alimenticio y los ejercicios no pueden faltar”, asegura.

Ponte adelanta que su agenda de conciertos sigue llena, pues el cantante se encuentra en medio de una gira por América Latina y Europa. Ante ello, Lozano, preocupado, afirma: “Oscar trabaja más de lo debido y creo que debería buscar la manera de agarrarla suave”, se le quiebra la voz y añade: “Yo quiero muchísimo a ese negro y le pido a Dios que le dé mucha salud”.

Entretanto, la sugerencia de su hija es otra: reducir el tiempo en tarima y brincar menos sin disminuir la cantidad de conciertos. “Es contraproducente bajarle el ritmo a mi papá, puesto que él vive para la música. En este momento lo que conviene es cuidarlo y por eso le pido a sus seguidores que si lo ven tranquilito en tarima, lo entiendan. Nosotros, sus hijos, nos encargamos de poner el baile”.
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Regalando sonrisas

Entre el 31 de enero y el 6 de febrero de este año, Oscar D’ León ofreció en las ciudades venezolanas Caracas y Maracaibo la serie de conciertos Caminos para una Sonrisa. En esas presentaciones cantó junto a la agrupación de jazz cubano-suiza Ochumare Quartet, a beneficio de la fundación Operación Sonrisa, afiliada a las Naciones Unidas.

Desde 2007, el salsero es embajador latinoamericano de la organización encargada de brindar atención médica en más de 51 países a niños con labio leporino y hendidura del paladar.

D’ León explica que ahora —cuando ya ha consolidado su nombre en el mundo de la música— es el mejor momento para ayudar a entes benéficos como éste, puesto que con su imagen puede atraer más apoyo a esta causa. En Venezuela, Operación Sonrisa ha atendido a más de 13.000 niños con labio leporino.

Sígueme, que yo te sigo

Si hay alguien que le dedica tiempo a su cuenta en Twitter es Oscar D’ León. Saluda en la mañana a sus seguidores y les desea un buen día, les cuenta cómo está el clima en el país que está visitando, menciona los nuevos destinos a los que irá en su gira y hasta envía felicitaciones de cumpleaños. “@oscardleon: Oscar, ¡estoy de cumple! ¡Felicítame porfaaa!”, le escribe una fan desde Barcelona, ante lo que él contesta: “@amiga: Un beso a mi amiga por estar de cumpleaños. Felicidades, mi amor, te deseo desde S-A Texas”. La respuesta es inmediata: @oscardleon: ¡Qué emociooooon”. Gracias, Oscar”.

Aunque el León de la Salsa dice sentirse muy complacido con lo que la vida le ha deparado, se mantiene en una permanente búsqueda por reinventarse. Resalta que con Twitter “hay que trabajar muy fuerte, contestándoles todos los días” a los fans, ya sea desde su laptop, la de su manager o incluso la computadora del hotel. No en vano tiene, al cierre de esta nota, más de 105.000 seguidores.





Publicado en: revista SBA Report. Mayo 2010.






Comentarios

  1. ¡Qué bueno el video de la canción del twitter! No sabía que existía, jeje, ya lo sigo ;)

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  2. Jajajaja, entonces la canción funcionó en ti, Anabo! jejeje. ¡Qué fino que te gustó el dato! Tqm!

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